Llevo ya tiempo pensando en la idea de abrir el blog en esta web, con el propósito de albergar un poco más de contenido que las propias imágenes. Uno piensa en el tema adecuado para la inauguración… y claro, la dificultad para cumplir con las pretensiones llevan a que la sección se demore semana tras semana, y así hasta el infinito. Como creo que una de las cosas en las que más puedo ser útil es dando a conocer lugares que personalmente considero de un especial interés natural y fotográfico, me animo a abrir este rincón con la escapada del pasado fin de semana. Un combinado “mar y tierra” que por la diversidad que ofrece me parece especialmente agradable y pleno. Planazo! Os propongo un programa de buceo matinal en las Lagunas de Ruidera, completado por el cercano (menos de 100 kms) Parque Nacional de Tablas de Daimiel.

Había visitado las Lagunas, pero sólo "por encima" de la superficie del agua. Se trata de un fenómeno geológico muy peculiar, el mismo que da lugar al PN de Plitvice (Croacia), consistente en un sistema de lagunas a varios niveles de altitud y comunicadas entre sí, cuyos lechos de cal impermeable evitan que el agua se filtre y desaparezca. Ya entrado junio, en años en que las lluvias no acompañan durante el invierno, los saltos de agua tan característicos del lugar desaparecen, con la única excepción del “Hundimiento”, situado en el pueblo de Ruidera. Es conveniente consultar su estado para que no nos decepcione su ausencia.

Pero mi propósito principal en esta visita era ver las lagunas bajo el agua. Conocía una serie de imágenes del lugar tomadas por Victor Tabernero (http://www.uwdreams.com/nature/?page_id=241) que me generaron una profunda emoción desde el primer momento: la atmósfera, la tranquilidad, los verdes, las hadas. La realidad no defraudó. La fauna y flora tan diferentes a las que nos encontramos en el mar nos trasladan a un planeta diferente, poblado por lucios, carpas, galápagos y cangrejos. En junio, el rápido calentamiento del agua hace que la cal produzca una niebla intensa que reduce la visibilidad a 2 o 3 metros. No obstante, todo ello forma parte del encanto. Al aterrizar sobre el suelo de cal podemos descubrir que las capas frías del fondo proporcionan una visibilidad cristalina de toda la laguna, contrastando con la nube blanquecina apenas 50 centímetros por encima de nuestra cabeza. Con estos elementos, los árboles muertos de la Batana se nos aparecen fantasmagóricos a medida que avanzamos, formando un paisaje irreal que se nos queda atrapado en nuestra retina. En la Colgada, los escasos rincones que mantienen agua fría en esta época del año nos garantizan altas probabilidades de ver lucios de gran tamaño. En la pequeña caverna de esta laguna contamos con la presencia de numerosos cangrejos que se hacen visibles por la ausencia de cal en el agua. Ambas visitas son imprescindibles. He de añadir que realicé el buceo con Ruideractiva, un centro con gente muy profesional, agradable, sumamente recomendable.